martes, febrero 16, 2010

Esporádica visita mental a la oscura mirada de Alexa

Luego de mucho tiempo, en el silencio de tu mirada y sus palabras, la conquista de la nueva luna de tu piel lo llevó a la sensación de la más alta dosis del vicio abandonado.
Sí. Era(s) todo.


Tu calor penetro los poros iracundos de su piel, eras dueña de lo que él más deseaba; eras dueña de él, lo que más deseabas...


Y la noche entre un tic-tac sordo y las esperanzas de un adiós inconcluso jugaba con tus suaves senos, te adormecía entre sus brazos y te entregaba a él... Tú solo te dejabas guiar por la noche... Ya no tenías deseos escapar de ser dueña de alguien más, como tantas otras veces. Estaba escrito en tu alma. Y no podías seguir huyendo...


Él, con su inexperiencia enterrada en su esquizofrénico sudor, con sus llagas zurcidas con tus manos de cal, empezaba a entender que el juego estaba perdido y que la lucha contra la marea del placer carnal descubierto entre tus piernas no tenía escape. Por esta vez se dejaría llevar entre tus húmedas miradas hasta donde su pecho dejaba de pulsar...




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